martes, 16 de diciembre de 2008

Sorane en el reino de las crisálidas (II)

Faltaban apenas 9 días para que se hiciera la noche en el día. Sorane había esperado este momento cientos de años.
Cuando dudaba, acariciaba la piedra azul que la acompañaba desde sus días de princesa del océano, clavada en la cajita de madera donde dormía la tristeza sin ser cautiva. Y aquella le susurraba melodías, de una belleza demoledora, grabadas entre sus vetas por las hermanas acuáticas, para ayudarla a recordar el camino.
Si el cansancio hacía mella en sus piernas, las ondinas surgían de las aguas y vertían en sus labios aquel elixir verde que la llenaba de vitalidad. Y la animaban a seguir adelante, pues los lazos que las unían eran muy fuertes, y ningún embrujo podría romper ese vínculo.
Hermosos valles y escarpadas montañas debía atravesar. Ella confiaba, y la vida le devolvía su fe en forma de regalos que la ayudaban a avanzar. Ante sus ojos se extendían interminables llanuras doradas por el sol, de espigas que peinaba el viento. Un mar de trigo que se tornaba un desierto casi infranqueable para la cansada viajera. Entonces, ante ella apareció un unicornio blanco con pezuñas y crin de plata, engalanado con una preciosa silla de seda y terciopelo, ribeteada con esmeraldas y rubíes. Se postró ante la joven y le rogó que montara sobre su lomo. Y, sujetando las riendas de madreselva, atravesaron aquel páramo en un abrir y cerrar de ojos. Y despidió a su amigo con un abrazo, sintiendo en su interior el profundo dolor que arrastraba aquel mágico ser en su eterno vagar por aquellos parajes, ayudando a los viajeros perdidos a cruzar al otro lado. Y así aumentaba la tristeza, que empezaba a pesar demasiado en su bolsillo de lana… El unicornio lloró una lágrima de sangre, que se convirtió en rubí, y que entregó a Sorane para que lo guardara en el zurrón que habría de llevar hasta el reino de las crisálidas...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Allí quedo Sorane en silencio con su rubí.
Pero dentro de aquella piedra parecía moverse algo...
Sorane miró con mas atención
-no puede ser- dijo sorane, muy sorprendida y un poco asustada-
pues asi es-dijo una voz-que venía del rubí.
Pero...si tu eres yo!!! -dijo sorane-
ese es el secreto-dijo el rubí