miércoles, 8 de octubre de 2008

El cielo de Madrid

Algo maravilloso tenía que haber para que permanezcamos aquí, siempre al pie del cañón. Y es que no hay en todo el mundo un cielo como el de Madrid. Esta mañana, camino de la oficina, agradecía el tremendo atasco que me permitía contemplar esa explosión de color que nos regalaba el amanecer: azules, violetas y fuxias incendiaban las nubes de seda que abrían el telón de un nuevo y prometedor día.
¿Qué colores tendrá mañana? Ayer miraba anonadada la majestuosa esfera escarlata que asomaba por el este mientras pintaba un halo de dorados, naranjas y tenues rosados acariciados por un tímido azul. Cada segundo una transformación. Como una gigantesca cola de pavo real desplegada sobre la bóveda celeste, como un lienzo sobre el que la luz juega y reclama a nuestra adormilada conciencia.
Y me hace pensar en los brotes de primavera, en los que también se desplegaba el mágico arco iris, el puente entre dos mundos. Cuando asomaban, las hojitas del roble tenían todos los colores, el universo entero parecía condensado allí “Todo esta en Uno y Uno es Todo”. Y enseguida se fundían en un intenso rojo que se tornaba verde poco después. Increíble.
La magia se interrumpe al llegar al trabajo: decoración negra, paredes grises, cristales oscuros. Riguroso negro en la indumentaria del personal. El primer día resultó divertido, como un disfraz de Halloween. El segundo, algo forzado. El tercer día el abrigo verde manzana se aferró a mi cuerpo sin que pudiese evitarlo. Qué ignorancia cromática. Las caras se vuelven grises, demasiada introspección…
Pero… ¿Qué colores tendrá mañana el cielo? Es lo único que puede hacerme olvidar el mar, mi mar…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La magia no se acaba al llegar al trabajo, es tan real como los colores del amanecer. No hay luz sin oscuridad, pero tambien hay matices. Sería peor trabajar con jefes de torso desnudo (lleno de colores) que te dieran latigazos ¿no?.

Anónimo dijo...

¿algo maravilloso?
Esto es una mierda
¿Luz del atardecer? y la pasta ¿que?

Anónimo dijo...

¿es tuyo el mar?

Anónimo dijo...

Que foto mas evocadora