lunes, 24 de noviembre de 2008

Aviso para navegantes sin timón, sin riendas en su vida

Por Carmucha
--Mi querida Carmucha escribió este texto como comentario a un post reciente. Me pareció tan bonita la historia que la traigo aquí para que la disfrutéis. Gracias, amiga--

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizá donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta... En un reino mágico donde las cosas no tangibles se vuelven concretas... Había una vez...un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura, donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente... Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia. Las dos se quitaron sus vestimentas y, desnudas las dos, entraron al estanque. La furia, apurada (como siempre está la furia), nerviosa -sin saber por qué- se bañó rápidamente y, más rápidamente aún, salió del agua... Pero la furia es ciega o, por lo menos, no distingue claramente la realidad; así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró. Y sucedió que esa ropa no era la suya sino la de la tristeza. Y, así vestida de tristeza, la furia se fue. Muy calma y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin ninguna prisa (o, mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque. En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba. Como todos sabemos, si ha algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia. Cuentan que, desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada; pero si nos damos tiempo de mirar bien, encontraremos que esta furia que vemos es sólo un disfraz y que, detrás del disfraz de la furia, en realidad, está escondida la tristeza.

Elena, veo mucha tristeza disfrada de furia. Lástima que no esté dispuesto a ser consciente.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una acertada mirada y una visión un poco mas allá de las apariencias.
Locos destinos cruzaron esos dos seres.

Anónimo dijo...

Y tu querida Elena, ¿eres la furia vestida de tristeza o la tristeza vestida de furia? o tal vez, solo Elena, desnuda y hermosa, buscando una vida.