martes, 11 de noviembre de 2008

La marée haute

Sus fuerzas se desvanecían, su cuerpo se tornaba una marioneta sin hilos, una vela sin mástil, una mariposa sin alas… y el miedo se abría camino. Sí, aquél desconsiderado capaz de morderle el estómago cuando menos lo esperaba. Ayer sonreía al viento que acariciaba sus mejillas, bailaba sobre el agua, sobre el fuego, sobre los cristales rotos sin cortarse. Hoy suspira mientras naufragan los sueños. El futuro está fuera de su alcance, no sabe si algún día llegará.

Qué futiles se ven los avatares que rompen la rutina, cuando la vida camina con los pies rotos. Y qué absurdos tantos desencuentros estériles, tantas palabras afiladas, tanta niebla en la penumbra del no-día, la no-noche.
Le obsesiona la idea de ser engullida por el silencio, por el olvido. Empieza a ser un estorbo para sí misma, pesa tanto… Entonces se eleva sobre su piel, sobre los tejados de su historia, inspeccionando un nuevo territorio que habrá de descubrir en un tiempo no muy lejano.
Necesita más aire para sentir que aún está aquí, la ruidosa respiración pretende derrotar al silencio.

Las miradas son espejos que no quiere ver, y dirige la suya hacia dentro, intentando encontrar una salida. Mañana se encontrará mejor…


La route chante quand je m’en vais
Je fais trois pas… la route se tait
La route est noire à perte de vue
Je fais trois pas… La route n’est plus
Sur la marée haute je suis montée
La tête est pleine mais le cœur n’a pas assez...



3 comentarios:

Anónimo dijo...

No estes triste.

Tienes algo que aprender, ten paciencia

un ex-amigo

Anónimo dijo...

Todos tenemos que aprender

Anónimo dijo...

que foto mas hermosa