martes, 4 de noviembre de 2008

Aquél huevo de nácar

Necesito retornar al agua más a menudo de lo habitual, mis escamas duelen fuera del mar, y construyo un paraíso artificial con aroma de rosas y espuma sin olas. Allí sueño con volver a aquella playa que extiende su aterciopelada arena bajo mis pies, a aquellas aguas de un profundo turquesa donde un día escuché la lejana voz de los ancestros, recordándome mis orígenes. Esa playa en una isla cualquiera del Mediterráneo. Donde soñé que hace muchos, muchos años, cuando el hombre habitaba la tierra como una bruma transparente, unos seres alados que viajaban desde una remota constelación, dejaron caer un pesado huevo de nácar sobre esa misma playa. El Sol lo calentó, hasta que la nívea cáscara se abrió para dejar salir a aquella criatura de sal, mitad mujer, mitad pez, que se arrastró sobre la arena para sumergirse en el preciado elemento. Y fue feliz durante miles de años, nadando con los delfines y cantando con las gaviotas sobre los arrecifes, mientras el viento jugaba con sus cabellos de caracola que el sol se entretenía en pintar de vez en cuando. Su piel permanecía suave y tersa, pues el tiempo no existía. Un día se preguntó qué habría más allá del océano, y pidió al cielo 2 piernas para caminar sobre la tierra, donde recorrería el mundo en busca de su lugar, pues existía un lugar especial para ella, en alguna parte, en algún tiempo. Y desde entonces, viaja incansable por países y tierras lejanas, conociendo gentes y buscando historias que no la dejen olvidar de donde vino. Y se siente bien en cualquier lugar si hay un trozo de mar cerca, donde su alma crece hasta la próxima orilla.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonita musica
¿eres una sirena?

Anónimo dijo...

Quienes perdemos el sabor a sal, nos desponjamos de nuestros aparejos porque no somos merecedores de ser llamados marinos.

Cambio la sal temporalmente por respirar nieve en esas montañanas que nos vigilan. Quizás el sábado, quizás el domingo...

.Alberto.

Anónimo dijo...

mejor el domigo
.Luis

Elena Rosa Cruz dijo...

Yo te encuentro bastante salado... Tráeme un trozo de montaña en un frasco de cristal, no puedo con el frío. Con este tiempo prefiero el calor de algún garito en buena compañía. Qué hay del ruso aquel?

Anónimo dijo...

¿de donde sacas esas fotos? ¿las dibujas tu?