domingo, 21 de febrero de 2010

Bajo la piel del mar I


I
Garganta amarga de cello
grita mi nombre
para que no olvide quien soy.
Ese arco hace vibrar las cuerdas de mi alma,
el eco salió por los ojos de ámbar.
Los amantes corren tras el tiempo y nunca llegan, nunca se encuentran,
sólo un hilo de ausencia les separa.
Un hilo de acero. Un hilo de araña.
Rostros perdidos, taciturnos, se miran pero no se ven,
sólo un espejo mentiroso donde hallarse uno mismo, no al otro.
Sigue tejiendo tu tela de plata, donde tu vida no escapa,
donde los sueños, prendidos con alfileres,
se secan al aire.

No hay comentarios: